Todos, alguna vez, sentimos que pertenecíamos a una familia de Aliens. El tema es que yo lo cuento.

30 de abril de 2009

María, a veces, tiene una vida.

Si, bueno, ella lo sabe y lo acepta. A veces se siente como que sí, otras veces como que no; pero hay ciertos momentos, sobre todo cuando se pone a observar una estrella en el vértice de la luna, en esas noches de luna llena en las que se supone que algunos hombres se combierten en lobos, que no es ella; que tristemente es otra.
Tiene la costumbre de hablar de sí como si no fuera ella, como quien habla de una prima o una amiga...aunque ya todos lo saben. OJO! que no lo hace por ocultar nada, sino que es simplemente así.
Va a la psicóloga, y se siente indignada (INDIGNADA) diría yo, porque la "profesional" no tiene un diván en el que ella se pueda recostar cómodamente, así, como en esas películas que todos alguna vez hemos visto. Pero no se lo dice. A cambio del diván obtiene una silla un tanto incómoda y un escritorio, sobre el que tiene que dibujar lo que esté de turno.
Habla, pero a veces siente que ni siquiera a esa a quien le paga por escucharla lo hace.
Su familia no es la suya, se repite constantemente. No tiene nada en común con su madre (directora en una escuela, suele ser autoritaria y gritona) mientras que ella es estudiante -por lo tanto, odia a los directivos-, es un tanto liberal, aunque creo que ya les habló de eso, y ama la paz. Su papá es un religioso. no fanático, pero sí aplicado. ella también, digamos... pero no tanto. Sus hermanos tienen sus momentos, tienen sus días y sus tiempos. hay días en que por supuesto, se quieren matar. ella es la menor de 5; con muuucha diferencia de edad, y lo siente.
No se lleva bien con ellos, ni con sus padres, ni con nadie de la familia en general, no es culpa de ella, tampoco de los otros, es que simplemente no... no coinciden, y las diferencias se hacen notar.
La familia no acepta las elecciones de María, creen que no tiene dos dedos de frente, pero claro, ella tiene para dar mucho más de lo que demuestra, sólo que a veces no tiene el espacio para hacerlo.
María también decidió luchar por sus sueños. Decidió ser sexóloga a como de lugar. La orientación vocacional -según ella- quiere hacer que cambie de opinión, y hasta sospecha que su familia ha pagado con el fin de que la persuadan para elegir otro "destino".
Pero, al igual que la película, parece que este es mi "destino final", porque a veces hablo de mí como otra, pero otras veces me meto de lleno en mi cuerpo y me hago totalmente cargo de mi alma, y sé que soy yo.

que sigo en la lucha.